- La idea nació cuando Paola Tabachnik se dio cuenta de lo complicado que era cuidar a su bebé y trabajar al mismo tiempo. Por eso, les llamó a dos amigas para saber si se animaban a rentar una casa juntas, adecuar un cuarto como ludoteca y contratar una pedagoga. Ella quería estar cerca de su hijo y no tener que dejarlo con nanas. Después de 12 meses hoy ya tienen nuevas instalaciones con un cupo para 200 personas
Paola Tabachnik era empleada en un fondo de inversión y renunció para crear su propia agencia de relaciones públicas. Luego se casó y embarazó. A los tres meses del nacimiento de su bebé decidió cerrar su negocio. “Estaba en un momento muy difícil. No sé si tenía depresión postparto, pero despedí a todos y dije: ya no voy a trabajar”.
Su esposo le comentó: “No tienes que hacerlo, tranquila, sé mamá”. A las tres semanas volvió a trabajar desde su casa porque está acostumbrada a ser una mujer trabajadora. Sin embargo, su hijo empezó a crecer, ya gateaba y agarraba todas las cosas. Paola sólo podía estar en la computadora cuando su bebé dormía.
Entonces, se le ocurrió algo que fue el comienzo de un emprendimiento innovador. “Le hablé a dos de mis amigas para preguntarles si se animaban a rentar una casa conmigo y adecuar uno de los cuartos como ludoteca con una pedagoga. Porque no me gusta dejar a mi hijo con nanas, quiero estar en el mismo lugar que él”.