- Para muchos emprendedores viajar es una necesidad. ¡No dejes que el cambio de horario afecte tu productividad!
Con el paso de los años, he aprendido algunas cosas sobre cómo ser lo más productivo posible, sin importar la zona horaria. Cuando viajo de, por ejemplo, California a Europa Central, me encuentro reuniéndome con un cliente en la mañana (lo que para mí equivale a media noche), por lo que depende completamente de mí estar atento y productivo. Además, “perder tiempo” debido al cambio de hora hace que sea necesario ser lo más eficiente posible cuando viajo.
Aquí les comparto tres formas en las que lidio con los efectos del jet lag para mantenerme productivo:
1. Toma menos agua más seguido
Tu cuerpo está compuesto en más de 60 por ciento por agua. Debido al aire seco del avión, es fácil deshidratarse cuando se viaja. Para regularlo apropiadamente, tu cuerpo necesita consumir agua. Para mí, los efectos de la deshidratación incluyen dolores de cabeza y afectación en los patrones del sueño que pueden permanecer durante días.
Cuando digo “menos agua” no me refiero en general, sino que por vez. Toma traguitos de agua todo el día. He visto a varios pasajeros que no toman agua durante el vuelo (aunque tengan vasos con vino), y al final toman una botella completa de agua, esperando que compense a las horas de deshidratación en el vuelo. Sin embargo, tomar demasiada agua de un jalón puede hacerte sentir lleno e incluso engañar a tu estómago, lo que puede afectar tu nutrición.
Tengo una meta, no importa qué tan lago sea el viaje: tomar 100 ml cada hora. Conforme más regulado esté tu cuerpo, más fácil será pasar de una zona horaria a otra y mantenerte productivo. El beneficio secundario es que tengo que levantarme al baño, y estirar las piernas siempre es bueno.
2. Viaja con tu propia comida
Si me ves en el aeropuerto JFK de Nueva York, siempre estaré equipado con estas cosas: avena empacada, una barra de cereales, un sándwich, una ensalada, un paquete de nueces y dos botellas de agua. Estos alimentos tienen buenas cantidades de proteína y grasa, además de que te llenan y son sabrosos. Cuando cumples bien con las necesidades físicas puedes enfocarte mejor en las cosas importantes e, incluso, conciliar un buen sueño.
Llevar mi propia comida también reduce la ansiedad que siento cuando viajo que me produce el no saber qué comeré. Cuanto más facilite estos viajes, más fácil podré mantenerme enfocado en la prioridad: terminar el trabajo en la ciudad que estoy visitando. Y tomar alcohol aunado al intento de ajustarme a una nueva zona horaria no me permite mantenerme productivo y concentrado en mi viaje.
3. Llega antes
Cuando viajo de Los Ángeles a Zurich, viajo el domingo en la mañana aunque mi reunión sea hasta el martes. De esta forma, aterrizo el lunes en la mañana y tengo un día completo en Zurich. Aunque podría parecer contraproducente pasar más tiempo del necesario en otro país, darte un día extra al principio del viaje te permitirá ponerte al corriente en cosas como revisar tu correo.
También tener un día extra en la ciudad que visites te permite revisar tu presentación, tener pensamiento estratégico e incluso pasear para sentirte más adaptado. Normalmente empiezo las reuniones con clientes compartiendo una historia sobre una visita a un museo local o simplemente de un paseo en la ciudad. Tener algo en común ayuda a romper el hielo más rápido.
Los viajes largos son un requisito para muchos emprendedores. Si el éxito de tu negocio depende en parte de que des lo mejor de ti en otra ciudad, debes hacer lo que haga falta para cuidarte física y mentalmente durante todo el trayecto.