Serán el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, y Carlos Urzúa, quien estará en la Secretaria de Hacienda y Crédito Público, quienes tengan que definir hasta dónde y cuánto permanecerá esta política.
“Porque de hecho el estímulo fiscal estaba planeado para que ya no existiera a partir de enero de 2018. Sin embargo, por diferentes razones se prolongó hasta 2019″.
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Explicó que hay que empatar esta misión junto con la que trae el presidente electo de mantener los precios estables, si es así probablemente se elimine el estímulo fiscal y regresemos al esquema de 2015 o 2016 que era el de las bandas. Entonces todavía hay incertidumbre acerca del futuro, pero es un tema que debe estar sobre la mesa para debatirse.
Detalló que en el resto del país el estímulo federal es menor, por ejemplo, en el caso de la gasolina magna, es de alrededor de 1.30 pesos, que se descuentan de los 5.11 que se pagan de impuestos.
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“Pero hay casos como el de Nuevo Laredo, en Tamaulipas, si se le suma el estímulo fiscal federal, más el fronterizo, que ha llegado a ser de cuatro pesos, el monto del estímulo suma 6.50 pesos, que es mayor a los 5.11 pesos, lo que lleva a que funcione como un subsidio”.
De continuar esta misma tendencia para los siguientes años “sí pudiera poner en riesgo las finanzas públicas porque estamos hablando de más de 100 mil millones de pesos que estaría perdiendo Hacienda, que no es cosa menor, es 0.5 puntos del PIB.
Es importante y necesario con las presiones de gasto que tiene el presidente electo López Obrador, que son las pensiones, que es el Tren Maya, que es el pago de la deuda del aeropuerto, el pago del servicio de la deuda de las finanzas públicas; entonces prescindir de medio punto del PIB con el fin de abaratar el precio de combustibles sí pudiera poner un poco en jaque la salud de las finanzas públicas”.